Al sentarnos en las butacas, rezaba para que el refresco no se derramara sobre mi acompañante y no quedar como el chico bobo y tímido que se pone nervioso al estar con una mujer, jajaja, me río de sólo recordarlo.
No recuerdo si conversamos algo en los trailers que dan antes de la película, sólo recuerdo que quería verla fijamente sin que se diera cuenta, pero no podía, porque ella también pensaba lo mismo, al menos, eso creo haberlo notado.
Empieza la película y por alguna razón no pude concentrarme en verla, hasta ahora no recuerdo muy bien de qué trataba, sino fuese por el dvd pirata que mi hermano lo compró en el hueco, no recordaría absolutamente nada.
Estábamos ahí, dos personas extrañas que hasta hace una semana no sabían que existían, pero que por el destino se conocen mediante uno de los mejores inventos ... sentados sin hacer nada, sólo mirando a otras personas actuando para entretenernos, sabía que tenía que hacer algo, pero la mente estaba en blanco, por ratos me perdía de la película, por ratos trataba de pensar en algo, hasta que ...
- ¿Me podrías pasar el refresco? - susurró.
- Claro, aquí tienes - respondo tratando de volver al mundo.
Levanto el envase de tecnopor y lo dirigo hacia ella, sin darme cuenta levanto tres dedos de la mano con la que agarro el vaso y como imán, su mano de ella queda atrapada debajo de la mía, soltando el vaso rozo delicadamente su mano con las yemas de mis dedos, sintiendo lo cálido y suave que es; luego, haciendo como el que no hizo nada, dirijo mi vista a la pantalla.
Pasaron unos minutos, la acción de hace un momento me dió una idea, algo que necesitaba. Levanto mi mano derecha como pidiendo nuevamente el refresco, ella accede y hace lo mismo y, tratando de ser lo más sutil que pueda, poso mi mano sobre la suya, quedando atrapada entre el envase y mi mano; hago la misma jugada, pero esta vez mi mano abarca más, la acaricio delicadamente, haciendo que nuestra piel se conozcan y sientan la textura de cada una. De reojo, logro ver una sonrisa en sus labios, como también una sensación de placer en sus ojos que evita cerrarlos.
Sabía que a ella le gustaba este juego, pero no estaba muy seguro hasta que ella hace lo mismo, levanta su mano pidiéndome el refresco, accedo, atrapa mi mano con la suya y la acaricia con tal dulzura que ahora el que trataba de no cerrar los ojos era yo.
Pude ver que sonreía pícaramente, como me gusta que lo haga, sabía que disfrutaba del juego y lo hacía notar, repiténdolo un par de veces más, hasta que se terminó el refreso.
- Qué lástima - me dije a mí mismo.
Escucho el ruido característico de la envoltura del chocolate, parecía una bebita comiendo su dulce, la miro, me mira con esos ojos grandes llenos de inocencia que me cautivan.
- ¿Quieres?
- Sí - alcanzo a responder.
- Pero sólo un poquito, es mío - sonríe.
Extiendo mi mano para coger el Snickers, pero ella tenía otro plan, acerca su propia mano a mi boca. Sin darme cuenta sus dedos estaban topando mis labios aún cerrados. Saliendo de mi asombro, despego mis labios y trato de morder una pequeña parte del chocolate, que, para mi buena suerte logro pasar mis labios sobre sus dedos una y otra vez. Ella retira su mano, veo que su respiración aumentó, al igual que la mía.
Nunca el chocolate me pareció tan sabroso, tan rico, quería más, espero unos minutos, rogando que la película aún no acabe, le pido un poco y ella hace la misma rutina, sólo que esta vez a la mitad del camino, cogo su mano y la dirijo hacia mi boca. Sin darme cuenta tenía la tercera parte de sus dedos en mis labios, eran míos y lo estaba disfrutando tanto como yo, el sabor de su piel junto con el dulce del cacao me enloquecía, pero sabía que era un juego y no quería que acabara, así que solté su mano y traté de ver la película que por los diálogos, ya estaba por finalizar.
Continuará...